Origen del Género Homo.
ORIGEN DEL GÉNERO HUMANO.
Los rasgos distintivos del cuerpo humano
fueron apareciendo en nuestros antecesores a través de millones de años, hay
dos tendencias evolutivas definitorias de la especie humana la locomoción
bípeda y el uso de herramientas.
La historia de la humanidad se contempla por la evolución y la cultura
como motor de la evolución del hombre, su conducta, la capacidad de innovar y
la forma de relacionarse con los demás ayudaron por cambios
anatómicos y biológicos.
Los hallazgos realizados en los últimos decenios en los Australopithecus Sediba y Homo naledi, indican sus pruebas que diferentes especies de Hominios coexistieron en el planeta
durante millones de años. En los Neardentales que dominaron Eurasia durante centenares de
miles de años antes de que Homo Sapiens
invadiera su territorio y se hibridaría con ellos.
Entre las adaptaciones biológicas, los cambios climáticos parecen ser
uno de los principales factores que influyeron en nuestra evolución; el humano
recolector abandona su hábito de recolector de alimentos para adoptar un estado
de vida más activa. La aparición de la piel desnuda permitirá eliminar el
exceso de calor derivado de la mayor actividad.
Los últimos análisis genéticos y los hallazgos reciente de fósiles
señalan que la historia de la evolución humana es mucho más enrevesada e
intrigante de lo que nadie había imaginado, sobre todo el estudio de unos
fósiles extraordinarios en Sudáfrica guía
el debate sobre la evolución humana.
Se piensa que hace dos o tres millones de años en la sabana de África,
nuestros antepasados adquirieron apariencia humana, sus predecesores fueron
los Australopitecinos, entre
ellos se describe a Lucy. Ya eran bípedos, caminaban en forma similar a la
nuestra, pero sus piernas eran más cortas, las manos adaptadas para trepar
árboles y su tamaño cerebral reducido.
Animales muy parecidos a los humanos modernos aparecieron por primera
vez hace unos 2,5 millones de años. Estos humanos arcaicos amaban, jugaban,
formaban amistades íntimas y competían por el rango social.
Los humanos prehistóricos eran animales insignificantes que no ejercían más impacto sobre su ambiente
que otros animales. Se ha planteado que el Homo
apareció en el este de África y que la especie a la que pertenecía Lucy, Australophitecus afarensis dio lugar al primer representante de nuestro linaje, Homo habilis. El Homo sapiens prefirió considerarse
separado de los animales, pero somos miembros de una familia grande y ruidosa:
los grandes simios.
Una de las mayores dificultades
en la interpretación de los fósiles Hominino de Sudáfrica consiste en establecer con seguridad su antigüedad. El significado real de la palabra humano es “animal que pertenece al género Homo”, y hubo otras muchas especies
de este género además de Homo
sapiens. Hay fósiles que incluyen numerosas partes anatómicas que ofrecen información sobre el orden de aparición de los rasgos fundamentales de
Homo.
Los humanos evolucionaron por primera vez en África oriental a partir de
un género anterior de simios llamado Australophitecus que significa “mono austral”. La
hipótesis tradicional sobre el origen de Homo plantea que Australopihirecus afarencis es el antepasado de Homo Habilis que habría
evolucionado para dar lugar a Homo
erectus y a todas las especies posteriores de Homo.
África albergó diferentes
poblaciones de Homininos que evolucionaron de
distinto modo. En el caso de los humanos
y los simios actuales, las únicas ramas
y especies que deberían aparecer en nuestra
parte del árbol son las que nos unen al antepasado común que compartimos
con los chimpancés y los bononos.
Los humanos en Europa y Asia occidental
evolucionaron en Homo Neanderthalis, (“hombre del Valle Neander”). Los Neandertales era más musculosos y corpulentos que
nosotros, Sapiens y, estaban bien
adaptados al frío de la Eurasia occidental de la época de las glaciaciones. Se
cree que los Neandertales evolucionaron
hasta convertirse en Homo Sapiens. Se interpretaba que todas estas especies eran antepasados directas de los humanos
actuales, el equivalente de mis padres, abuelos y bisabuelos.
La cuna de la humanidad, África
oriental, continuó formando numerosas especies nuevas, como Homo
Rudolfensis, “hombre del lago Rodolfo”, Homo
Ergaster, “hombre trabajador” y
finalmente nuestra especie a la que de manera inmodesta bautizamos como Homo sapiens,”hombre sabio”.
Estas especies no se disponen en una línea recta de descendencia directa; Homo Ergaster engendró a Homo erectus, este a Neandertales y los neandertales evolucionaron y dieron origen a nosotros.
Los humanos tienen un cerebro extraordinariamente grande en comparación con
el otros animales; los Sapiens
modernos lucen un cerebro que tiene en
promedio 1.200 – 1.100 centímetros cúbicos; la evolución seleccionaría a favor de cerebros mayores, el peso cerebral
supone el 2 – 3 por ciento del peso corporal cuando el cuerpo está en reposo.
La ausencia de pelo y la capacidad de disipar el exceso de calor
corporal con sudor ecrino posibilitaron
el incremento del tamaño cerebral, el órgano más termo sensible del
humano. Existen otros factores relacionados con el aumento de nuestra materia
gris, Ej: la necesidad de una dieta suficientemente
calórica para aprovisionar a ese tejido tan costoso enérgicamente. Tal vez el
nuevo aporte de caloría y proteína contribuyó al crecimiento del cerebro.
No hay duda de que somos distintos de otros animales, el caminar erguido,
el cerebro grande e inteligente y otras características nos diferencian de
ellos sin duda alguna. El cerebro voluminoso, la marcha bípeda y los hábitos
reproductivos que nos caracteriza quizá surgieron porque nos deshibrimos de
segmentos claros del A.D.N.
Se ha descubierto que algunos de los atributos privativos del ser humano
(los caracteres entre sí a nuestros
genes, como podría suponerse, sino de pérdidas,
esto es, de la desaparición de segmentos relevantes del A.D.N. Análisis
recientes han descubiertos más de 500 segmentos de A.D.N,. han desaparecido del genoma humano que aún persisten en el
chimpancé y otros mamíferos.
Tres segmentos parecen actuar como interruptores del A.D.N.; la pérdida
de uno espoleó el crecimiento del cerebro y de un segundo permitió a los
humanos contraer vínculos con su pareja.
La desaparición de otro interruptor de nuestros ancestros pudo perfeccionar nuestra marcha
bípeda, las manos para fabricar y usar útiles. La teoría más amplia compartida aduce que mutaciones
genéticas accidentales cambiaron las conexiones internas del cerebro de los Sapiens,
los que les permitió pensar de manera sin precedentes y comunicarse utilizando
un tipo de lenguaje totalmente nuevo, es la mutación del árbol del saber.
La evolución humana no está basado solo en los cambios geográficos, sino
también en las sociales, en el mantenimiento de grupos extensos de individuos
conectados entre sí y, en su sustento,
es decir, en la disponibilidad de nuevas fuentes de alimentación.
Nuestra especie surgió en África hace unos 200.00 años y desde entonces
ha colonizado la Tierra en ambientes distintos del lugar de origen, algunos
incluso extremadamente inhóspitos. Los humanos se adaptaron a condiciones de
escasez de oxígeno, a temperaturas muy cálidas o muy frías y, también a cambios
profundos de la alimentación.
Estas adaptaciones han dejado huecos en el Genoma, es decir, variaciones
genéticas que hoy están siendo identificadas por los científicos. Las
variaciones asociadas a ambientes
externos arrojan luz sobre la historia evolutiva de nuestra especie. Algunos investigadores creen que la selección natural nuestra evolución ha cesado.
En realidad, los humanos hemos evolucionado con rapidez y de forma
notable en los últimos 30.000 años. El
pelo lacio y negro, los ojos azules y la tolerancia a la lactosa son ejemplos
relativamente recientes.
Esta evolución acelerada ha sido posible por varios motivos, como la
transición de las sociedades de cazadores – recolectores hacia la agraria, que
permitió un crecimiento rápido de la población. Los humanos, sin duda,
seguiremos evolucionando en el futuro aunque parezca cosmopolita de genes, las
generaciones venideras seguramente serán un vistoso mosaico de nuestro pasado
evolutivo.
BIBLIOGRAFÍA.
1.-
Yoval Noah Harari. Sapiens.
De animales a Dioses. Breve Historia d la humanidad.
Penguin Random House. . Grupo
editorial. 11ava. Edición. 2018. Impreso en España.
2.- Revista
Temas. Investigación y Ciencia. 2°
semestre 2018. N°92.
Julián
Viso Rodríguez.
Profesor
Jubilado.
Cátedra
de Anatomía Humana.
Facultad
de Medicina. Escuela Luís Razetti.
Universidad
Central de Venezuela.
Villagarcía,
sábado 9 de noviembre 2018.
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